El Gobierno de Puerto Rico invierte millones en campañas publicitarias para mejorar el problema severo que tiene la Isla con la violencia contra la mujer, pero el mensaje no llega. El mensaje no llega porque no ataca todo lo demás que encierra la palabra «violencia». La violencia es colectiva: chófer contra chófer, supervisor contra empleado, agresiones físicas de madre contra hijo, hijo contra madre, iglesias contra iglesias, agresiones verbales de reverendos y reverendas contra todo el que disienta de ellos.
El mensaje no llega porque el frío no está en la sábana. No se puede curar un cáncer con un tratamiento a base de aspirina. El problema es más profundo, que ya no es problema; se ha convertido en crisis.
Cada vez que escucho a las tantas procuradoras decir que hay que acabar con los agresores es como escuchar: «Hay que acabar con los adictos». El mensaje no llega. «Hay que hacer que paguen por el crimen y que sea un asesinato en primer grados», ¿y eso va a revivir a la víctima? ¿Se creen que es un disuasivo para el que agrede? Lo que interpreto de la frase: sí que sigan acabando con las personas y los meteremos presos. ¿Por qué la actitud reactiva y no asumir una actitud preventiva?
Tener caritas lindas con mensajes fresitas que le digan a las mujeres: «Mujer, si te amancebas o contraes nupcias con un hombre que te cela, no te deja salir, eres víctima de violencia doméstica». Ese mensaje no llega.
Las cosas, para lleguen, hay que decirlas como la gente la pueda entender. A los nenes para que se porten bien les funciona: «Mira, mijito, si te sigues portando mal Santa Claus no te va a traer juguetes; o se va a llevar los que te trajo». Para un mensaje efectivo hay que decir: «Mira, si te enredas con un hombre trata mal a la madre y que te pega. Te va a matar. Escúchame bien: te va a matar». «A la primera que te haga. Sal corriendo y no mires para atrás porque no va a cambiar». Que no pongan caritas bonitas, sino las caras golpeadas, las caras destrozadas de las pocas que sobreviven, los cadáveres representativos de la violencia.
Hay que tener un movimiento ciudadano masivo como el que hubo cuando Vieques para que se infiltren en las escuelas y se empiece a crear conciencia desde la niñez. Las cosas que los niños deben atender y denunciar; como se está haciendo contra los ofensores sexuales. Por supuesto, hay que crear conciencia bien clara de que se debe ser honesto y las consecuencias de mentir.
Y repito el frío no está en la sábana. La raíz del problema es la psiquis puertorriqueña. El problema comienza desde la visión machista tanto del hombre como de la mujer. Lo he comentado antes. La madre que le echa la culpa a la nuera porque no le aguantó las tonterías al hijo. La madre que, para que el nene no le salga pato, lo hace macho. «¡Qué beba, coño, que no sea…! Eso de que ayude en la casa es cosa de mujeres. El hombre es de la calle y es mujeriego por naturaleza. Esa mujer es una vaga, se la pasa en la calle. La mujer tiene que hacérselo todo al marido. Mi hija que se busque un marido con billetes.».
La ceguera selectiva que tenemos en las agencias gubernamentales evita que vean el problema agudo de salud mental que existe en la Isla hace varias décadas. Lo he dicho antes y lo repito porque parece que hay sordera selectiva y tampoco el mensaje llega: hay que comenzar por la base. Hay que evitar la violencia televisiva que se ve a las horas pico cuando hay niños que absorben de lo que ven por la televisión y lo aprenden como que es correcto. El producto de tanta violencia televisiva es que los niños lo ven como la manera normal actuar. La violencia les da estatus social; por eso los crímenes son cada vez más violentos. Pero el frío no está en la sábana y el mensaje millonario que paga el gobierno no llega porque no le interesa que llegue.
El gobierno ha perdido la lucha contra las drogas y la ha perdido contra la violencia, no importa de donde venga. El maltrato comienza desde la infancia y no se hace nada. Remover a los menores sin ayuda psicológica es mover el problema de sitio como se mueve de sitio el punto de drogas. Hay que darle tratamiento y adiestramiento psicológico a las procuradoras de las mujeres, a los superintendentes, a los trabajadores y trabajadoras sociales del Departamento de la Familia, a los psiquiatras de este país y todo el que tenga que tratar con menores. El mensaje no llega; el mensaje no llega; el mensaje no llega porque lo están enfocando mal y porque no hay verdadero interés.
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