miércoles, 28 de abril de 2010

Tanto da la gota en la roca hasta que hace hoyo.

Los puertorriqueños no podemos negar que somos ingeniosos y aprendemos rápido. Desde la invasión cubana enla década de los 60, el puertorriqueño ha aprendido las tácticas de maña, treta y engaño que introdujeron los cubanos cuando salieron huyendo del gobierno cubano. Ejemplo de ello es el cuento del pescaíto.

Esta maña consistía en pedirle dinero al incauto para hacer una inversión tipo pirámide. La diferencia es que tan pronto se entragaba el dinero patitas que te vieron ir y si te vi no me acuerdo. Pero al puertorriqueño lo pueden "coger" una o dos veces, pero tres, no. Así que aprendimos a cómo defendernos y a utilizarlo para nuestro beneficio.

También tenemos a Don Luis Ferré, llamado el mago de las finanzas. También de don Luis aprendimos lo que es la terquedad e insistir e insistir hasta lograr ser gobernador de Puerto Rico. Esta última característica ha sido la piedra angular de los anexionistas del PNP. Cada vez que tienen la oportunidad, se empeñan en hacer un plebiscito para que los puertorriqueños pansistas decidan que quieren unirse a la pata gorda norteamericana. Ellos se ensañan y los puertorros le votan que no.

Los PNP, como ganaron por un voto de castigo hacia Acevedo Vilá, han querido entender que el pueblo le dio carta blanca para hacer y deshacer en la Isla. Incluso, entienden que el pueblo está pidiendo que volvamos a votar por estadidad, sí o no. Para ello, se han ido a los EEUU a llorar --Fortuño a los republicanos y Pierluisi a los demócratas-- para que aprueben el plebiscito y lograr que PR sea el estado 51. Lo que no se dan cuenta estos individuos que ellos, como el muñeco de los ocho culos, carecen de respeto ante los legisladores estadounidense por no tener una postura unida y querer dar misa y repicar campanas. Tan es así, que los represetantes puertorriqueños en el congreso no se ponen de acuerdo en nada al respecto. Por ende, todo lo que se haga de aquí hasta que se acabe el cuatrienio será un esfuerzo fútil y nos quedaremos dando vuelta a la noria.

Lo que sí seguirá haciendo el puertorriqueño es buscando maneras de aumentar las mañas y los chanchullos para seguir chupando de la caridad estadounidense. Pero tanto da la gota en la roca hasta que hace hoyo. Que sigan batiendo el asunto para que pase lo que pasó con las 936. Nos quedamos sin la soga y sin la cabra.

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