martes, 17 de julio de 2018

Defíneme el amor con una sola palabra



Estábamos frente a frente. Mi copa de vino estaba a mitad y la de ella estaba completa. La miré a los ojos y pregunté: defíneme el amor con una sola palabra. Echó la cabeza hacia atrás y se pasó la mano por la porción de la melena que le caía sobre el hombro y me dijo: Mierda, no se me ocurre una palabra.  ¿Acaso nuestra hija no es el producto de nuestro amor?, pregunté. ¿Acaso no nació ella del fuego y la pasión entre nosotros? Por dios, no te comprendo, me interrumpió. ¿A qué viene este cuestionamiento indefinible? No tengo paz desde hace unos meses, amor mío, le dije. Siento que caigo en la inmensidad de un precipicio vertiginoso. Ella no hizo nada por consolarme. Es como si la aventura que comenzáramos hace décadas, el compromiso inmarcesible haya terminado igual que la comunicación entre nosotros. ¿Inmarcesible?, me interrumpió. Que no se puede marchitar, le aclaré. Pero siguió diciéndome, el amor no es para definirlo, es para vivirlo. De mí solo tuviste mi entrega total, te di la pureza de la paciencia y el sacrificio. Sí tuvimos un compromiso y la confianza de decirnos todo, ya fuese una locura. Vivimos en armonía hasta que cambiaste. Lo sublime de la relación dejó de ser inmarcesible, como dices. Perdí la paciencia. La felicidad se fue apagando día a día al mismo ritmo que aumentaban tus amoríos y traiciones. Te alejaste, dije. No fui yo. La comida del alma la hemos perdido. Se ha vuelto costumbre, cenizas de un pasado en nuestro presente. Fue la empatía fúrica entre los dos cuando había unión de nuestros cuerpos.¿Quieres que te defina el amor? No hace falta. No te amo. No quiero verte más..

Me levanté del piso. Traté de abrazarla, pero fue esquiva. Agarré mi chaquetón, le pagué. ¿A la misma hora la semana que viene? Como gustes. Cabizbajo salí de aquel cuarto de hotel, lloroso porque aún te llevo en mi recuerdo.



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