martes, 8 de febrero de 2011

Ojo por ojo

Estaba harto del proceso tan largo y tedioso. Al final, todas sus posesiones se las habían arrebatado injustamente por no tener un abogado sagaz y como resultado de un divorcio leonino. Sólo le quedaba un libro que nunca quiso negociar ni perder: La Biblia. La abrió en la lectura que habla de la mujer adúltera. Leyó el pasaje y oró. Abrió el maletín, pero no tenía piedras. Sacó la escopeta. Llamó a la puerta. Tan pronto ella abrió, comenzó a disparar a mansalva contra su ex mujer.

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