El año tiene 365 y los puertorriqueños tenemos 380 razones o más hacer una fiesta. En estos días se acerca el Día de las Madres y ya la gente tiene el menú, lo que van a a comprar y lo que van a beber para ese día. La gente no tiene en mente el verdadero propósito de tal festividad; el único interés es reunires para emborracharse. Si se hiciera un estudio de ausentismo en las oficinas del país, sería evidente que la tasa de ausentismo aumenta el día despues del Día de las Madres. Es lo mismo con la fiesta de las Secretarias; nueve meses más tarde, aumenta el índice de natalidad en el país.
Pero volvamos a las festividades puertorriqueñas. En suma, son una excusa para comer, beber y joder la marrana. Tan alcoholizados estamos que la gente se maravilla que haya alguna persona que no consuma alcohol. "¡Ah!, pero te darás una copita ese día, ¿no?" Ya no es reunirse con la madre para compartir y celebrar todo lo que una buena madre ha hecho, hace y hará por sus hijos. (Incluso servir de niñera para cuidar los hijos de los hijos.) No, es meramente para enajenarse y olvidar que el carro que tienen lo deben, que el televisor LCD lo deben, que no hay chavos porque tienen que pagar las tarjetas que están preñadas. Pero encima de eso, en vez de ahorrar, se lo gastan en bebida para FESTEJAR el día de las Madres.
No creo en actividades generadas por el comercio. Me parece estúpido que se caiga en tales prácticas que sólo benefician al comercio, y más aun al comercio foráneo en el país. Al foráneo, sí, porque no presta. El comerciante chiquito hace su ventita cuando tiene que hacerla fiada porque el cliente ya extiguió el crédito disponible comprando en Sam's, Wal-Mart, Sears, Costco y demás.
Pero que siga la fiesta. Igual que no se sabe ya por qué uno se reúne el Día de las Madres, de igual forma tampoco saben la razón primera para reunirse el Día de Acción de Gracias (conocido ahora como el Día del Pavo) ni en Navidad (conocido como el día de Santa Clo). El día de Reyes notiene problema porque se conoce como Reyar, pero nadie se acuerda que se rememora cuando los Tres Reyes Magos llegaron adonde estaba el niño Jesús en el pesebre. ¡Qué va! "Mi pana, ese día se reya y se reya en el campo". Bien lo dice la canción: a comer pasteles, a comer lechón, arroz con gandules y a beber ron. Y que se chave to' compay...
Es trágico que nos hayamos convertido una una sociedad alcohólica y escapista. Una sociedad ciega que no quiere enfrentar lo que tiene frente a ella: el crimen, el abuso contra la mujer y el menor, la perversión de menores, la pedarastia, la pedofilia sacerdotal. Una sociedad de enajenados mentales incapacitados porque el cerebro atrofiado por el licor.
Aunque no practico ninguna religión en particular, creo en la espiritualidad y en el orden divino. Ante tanta fiesta, trato de respirar para oxigenarme. Luego, evalúo como puedo lidiar con la situación para no perderme en la inconciencia social. Trato de buscar un motivo positivo y una razón de ser que me haga sentirme que soy útil y que valgo. Trato de mantenerme firme en que no tengo que hacer nada que no quiera y que no debo seguir la manada porque sea la manada.
Ya los tiempos de hacer lo que hacen los demás para sentirme aceptado pasaron. Ahora, que me acepten como soy y, si no, pues descartado. No es fácil ir contra la marea. La gentes ofende porque lo toma personal. Es como cuando de ofrecen comida en algún lugar. Mejor dile un improperio a la persona que rechazarle la comida. Es una afronta.
En resumen, el tener 380 razones para hacer una fiesta en un año de 365, me parece patético. No queda espacio para pensar, para organizar la mente. No deja espacio para el pensamiento constructivo o anticipar consecuencias porque todo lo ahoga el licor. La verdad que ahí está la razón de que sigan los asesinatos por conducir en estado de embriaguez, las agresiones domésticas de ambos lados, el maltrato a los menores porque no me dejan tomarme la cervecita en paz. Si no cambiamos, todos descansaremos en paz (RIP).
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