viernes, 25 de febrero de 2022

LA CAIMANA


Así me llaman «la caimana». Literalmente soy la hija de la gran y más famosa puta que ha dado Puerta de Tierra y a orgullo. Con el articulito «la», como mi título: Sr. Sra. La. Y me importa un carajo. Eso de que el «la» es algo despectivo, peyorativo, que se usa para degradar a la mujer es pura mierda. Para mí, que me llamen La caimana como a La Chacón es símbolo de poder. De hembra que tiene los ovarios en su sitio. Y que le importa una teta lo que digan los demás. Que manda y va. Que conmigo no se jode.

La caimana. Suena a mujer peligrosa. Y eso soy un peligro que sé lo que quiero y lo exijo. A mí ningún pendejo me viene a joder porque sabe que lo bobbitteo como hizo Lorena. Pa que se cague en su madre.

Salgo de noche y hago lo mío. Me gustan los hombres grandes, negros, a los que pueda agarrar por cualquier lado y morderlos, arañarlos. Que estén dispuestos a todo. A que los tire en la cama y los cabalgue como jinetera cubana. Que griten de dolor, pero que griten. A cantar en trio o a pintarme en cuadros. Hombre con hombre y yo mujer dispuesta a que me llenen. U hombre con mujer y yo  en el medio.

La caimana. No fumo ni bebo. Solo sexeo y con el gorrito puesto. Eso de sextear es una mierda como masturbarse a solas. A mí en carne y hueso todas las veces del mundo.

Está a punto de amanecer. Ya es hora de regresar al convento, cambiarme el hábito y acostarme a dormir. Mañana temprano, vestida de blanco, bajaré a la iglesia, rezaré un padrenuestro y tres avemarías para pedirle a Dios que me perdone una vez más. Las aguas volverán a su nivel hasta la próxima luna llena.


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